El sábado santo es un día muy especial para los rusos ortodoxos. Durante el día se celebran dos momentos: la bendición de los alimentos y la misa de resurrección de Cristo. En este post les hablaré de la primera actividad, que consiste en la bendición de dos productos típicos de esta época: el kulich y los huevos de pascua.

El kulich es un queque similar al panettone italiano, que se prepara sólo para estas fiestas. Está hecho a base de harina, azúcar, algunas pasas, leche, agua, mantequilla, huevos, jugo de limón o licor. En su parte superior lleva un glaseado que se decora con pasas, fruta confitada o mostacillas, con las que se escriben las letras XB: Xристос воскресе , que siginifica: Cristo resucitó.

Por su parte, los huevos de pascua no son de chocolate. Son huevos duros pintados y en ocasiones, muy bien decorados, preparados en familia en la tarde del viernes. Por lo general, quienes más disfrutan de esta actividad son los niños.

 

Tanto el kulich como los huevos de pascua, son llevados a la iglesia en unos canastos, algunos más decorados que otros, para que sean bendecidos por el cura. Las iglesias instalan mesas en las que los fieles exponen sus ofrendas y esperan tranquilos el momento en el que el cura da un pequeño sermón y bendice los alimentos.

La parte divertida, y pido disculpas a los creyentes, es precisamente el momento de la bendición de los alimentos con el agua bendita. El chorro de agua es tan grande, que ¡uno termina empapado! 😉 ¡no exagero!

Una vez terminada esta parte de la ceremonia, los fieles toman sus canastos y regresan a sus casas para esperar la ceremonia de la noche.

Tanto el kulich como los huevos de pascua se comen el día domingo. Sin embargo, siempre deben dejar un huevo bendecido al lado del ícono que la familia tiene en su casa. Este se mantiene en ese lugar hasta el año siguiente, momento en el que es reemplazado por uno nuevo.