Estos últimos 5 días, hoy incluido, los días en París han estado muy feos. ¡Ni comparado con la semana pasada! Pero como el cielo gris y la lluvia no pueden ser impedimentos para recorrer la ciudad, partí al canal San Martin. Desde hace 5 años quería recorrerlo y el día gris no sería un impedimento.

Para llegar decidí hacer el camino largo. Me bajé en la estación de metro Jaurès y comencé a caminar en dirección opuesta al Bassin de la Villette. El canal tiene 4,5 km y lo cruzan varios puentes, dos de los cuales son giratorios.

Hay 9 esclusas por las que pasan las embarcaciones. Ver el funcionamiento del sistema de esclusas me pareció muy entretenido y durante mi paseo vi pasar 2 péniches (barcos largos) y un barco de turistas. Los dos últimos km del canal son subterráneos y sobre él hay un paseo con plazoletas, juegos de niños y mucha vegetación.

Para cruzar las esclusas, hay un protocolo bien definido y que los barcos cumplen con rigor. Una vez que el bote cruza las compuertas, debe «estacionarse» a un costado y ser amarrado a unos postes dispuestos con ese objetivo. Luego, las compuertas se cierran y el sector de la esclusa comienza a vaciarse y eso permite bajar el nivel del agua. Aquello permite que el barco pueda quedar al nivel del siguiente sector del canal y continuar su camino sin dificultad.

A lo largo del canal hay una serie de edificios, negocios, cafés y brasseries que le dan un toque pintoresco.
Pero el edificio más emblemático es el Hotel du Nord, una antigua posada/residencial que se hizo conocida porque fue el centro de una novela de Eugène Dabit (1898-1936). Yo lo conocía de nombre no por la novela, sino por la película que Marcel Carné, hizo basándose en el libro. Si la pueden ver se las recomiendo, forma parte del patrimonio cinematográfico de Francia.

En la calle, por la vereda de enfrente, se instaló un caballero que vendía frutas y verduras en una camioneta. Aproveché de comprarle unos tomates cherries y un chorizo (pasaron a mejor vida y no se me ocurrió tomarles fotos).
Las cosas que me llamaron la atención del canal San Martin, fueron:
-El tráfico de barcos. No pensé que hubiese tanto barco circulando, sobre todo de particulares. Estuve a punto de pedirle a uno de esos barcos que me invitaran a subir….debiera haberlo hecho.

-Los puentes giratorios. El sistema de esclusas lo conocía. Años atrás hice un tour en barco por Amsterdam, en el que se cruzan alrededor de 7 esclusas, pero los puentes giratorios me encantaron. Me entretuve mirándolos por largo rato,

-Este señor jugando como un niño con su bote a control remoto. Reconozco que me habría gustado tener uno para jugar y hacer carreras 🙂
No me gustaron:
-¡El agua verde! No me dan ganas de caerme al canal….
-La basura y los desperdicios en el agua. Esto último me molestó un poco la verdad, porque hay basureros a todo lo largo. ¡Gente indolente!

A pesar de esto último, me gustó el paseo. Seguramente es mucho más bonito con sol. Terminé mi larga caminata en el metro Richard Lenoir y regresé al departamento en el que me alojo para descansar un rato (dormir siesta) y resguardarme de la lluvia que comenzó a caer con más fuerza.
Lo bueno de este paseo es que hay muy pocos turistas por lo que se puede ver la verdadera vida de barrio. Se los recomiendo.