Saint-Malo: una ciudad-puerto con 7 vidas.

Hace unas semanas atrás (mediados de junio), fuimos al noroeste de Francia, hacia la región de Bretaña. El objetivo era ir al Monte Saint-Michel (del que hablaré en otro post), pero decidimos alojarnos en Saint-Malo, una ciudad-puerto con muchas historias que contar.

Entrada principal al sector Intramuros.
Entrada principal al sector Intramuros.

Saint-Malo, fue fundada en el siglo XII frente al canal de la Mancha y ha sido por siglos, un puerto estratégico para Francia. Al estar situado frente a las costas inglesas, la ciudad acogió a corsarios que pirateaban para la corona francesa y que tenían como blanco predilecto, los barcos mercantes ingleses. Aquello le permitió ser la puerta de entrada de las mercancías exóticas que llegaban desde América y Asia y el comercio comenzó a florecer.

Hacia los XVII y XVIII, Saint-Malo se desarrolló aún más desde el punto de vista económico, gracias a la pesca del bacalao en “Terre Neuve”, frente a las costas de Canadá. El resultado de este florecimiento económico dio lugar a numerosas disputas (guerras) entre Francia, Inglaterra y Holanda por controlar esta ciudad-puerto.

Hoy, Saint-Malo es principalmente un balneario y un lugar turístico que muestra con orgullo sus años de gloria vinculados al mar.

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¡El muro es muy imponente!

Las zonas de la ciudad más atractivas y visitadas actualmente son dos: la ciudad “Intramuros”, la parte de la ciudad que está amurallada y la playa, en la que se pueden visitar los fuertes militares edificados siguiendo los planos del ingeniero Vauban en el siglo XVII.

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La ciudad Intramuros muestra el “viejo Saint-Malo” y lo escribo entre comillas, porque de viejo tiene bien poco. Casi el 80% de esta parte de la ciudad fue destruida durante los bombardeos de la Segunda Guerra mundial, en especial, durante el desembarco. Los “malouins” decidieron reconstruir rápidamente su ciudad reemplazando los antiguos “hôtels particuliers” (palacetes) por edificios en altura con calles estrechas, para hacer frente a la necesidad de alojamiento. De cualquier manera es muy bonito y es un paseo diferente. Hay muchos hoteles, bares y restaurantes y tiene mucho movimiento en la noche. Si andan en auto, tienen que poner ojo, porque no hay muchos espacios en los que se pueden estacionar y hay algunos lugares prohibidos.

El Fort National
El Fort National

El sector de la playa a un costado de la zona intramuros es muy interesante desde el punto de vista histórico. ¿Por qué se preguntarán? Porque es ahí donde se encuentran los fuertes y los puntos estratégicos para la protección del puerto. Hay dos fuertes, el “Fort National” (Fuerte Nacional) y el “Petit bé” (Pequeña bahía), que se pueden visitar solos (hay que pagar entrada) o con la ayuda de un guía (en francés). Si hablan o entienden el francés, les recomiendo esperar a los guías, porque muestran algunos lugares inaccesibles para quienes visitan solos. Además están muy bien preparados y nos entregaron datos muy interesantes acerca de la historia de los fuertes y de la ciudad.

Interior del Fort National
Interior del Fort National

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En el agujero de esta bala de cañón se introducían clavos, piedras u otros objetos que al ser lanzados contra os barcos provocaban más daño, en especial a las tripulaciones de los barcos enemigos.
En el agujero de esta bala de cañón se introducían clavos, piedras u otros objetos que, al ser lanzados contra os barcos provocaban más daño, en especial a las tripulaciones de los barcos enemigos. (información entregada por la guía)

Para visitar estos fuertes, es necesario consultar el horario de las mareas, porque sólo es posible visitarlos si la marea está baja. Nosotros visitamos el “Fort National” por la mañana y el “Petit bé” por la tarde. Cuando terminamos la visita del segundo fuerte, la marea comenzó a subir y tuve que sacarme los zapatos para poder seguir avanzando y cruzar al sector de la playa. En 10 minutos la marea había subido tan rápido, que ya no se podía cruzar a pie.

El Petit Bé desde muy lejos
El Petit Bé desde muy lejos. Se puede ver que la marea está baja.
Para llegar al Petit Bé hay que subir un roquerío. Recomiendo buenos zapatos.
Para llegar al Petit Bé hay que subir un roquerío. Recomiendo buenos zapatos.

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En la playa, cerca del “Petit Bé”, hay una piscina con agua de mar accesible sólo cuando la marea está baja. Es increíble ver cómo desparece con el paso de las horas. Para ver los cambios de las mareas, les recomiendo que suban a los muros que encierran las ciudad y los recorran. Nosotros caminamos al atardecer y los colores del cielo y del sol sobre el mar son maravillosos.

En segundo plano se pueden ver, de izquierda a derecha, el Petit Bé y el Fort National. La piscina de las que hablo en el post está en primer plano a la izquierda.
En segundo plano se pueden ver, de izquierda a derecha, el Petit Bé y el Grand Bé (antiguo fuerte que ya no existe). La piscina de las que hablo en el post está en primer plano a la izquierda.

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Vista de las afueras de la ciudad desdeel paseo del muro.
Vista de las afueras de la ciudad desde el paseo del muro.

No conocía Saint-Malo y me gustó. Es un bonito paseo y la ciudad se recorre fácil en un par de días. Es verdad que queda alejado de los circuitos turísticos más típicos de Francia y que el clima es húmedo y que llueve con facilidad, pero valieron la pena las 5 horas de viaje en auto desde París. Llegamos renovados y con ganas de recorrer más. Esperamos poder regresar.

 Si quieren más información sobre la ciudad y los fuertes, les recomiendo visitar sus sitios oficiales:

Saint-Malo: http://www.saint-malo-tourisme.es/

Fort National: http://www.fortnational.com/

Petit Bé : http://www.petit-be.com/

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