Durante el mes de febrero de 2014, Sochi fue la sede de los Juegos Olímpicos de invierno. Aquel estatus le dio visibilidad internacional y le permitió salir del “anonimato” en el que se encontraba. Sin embargo, para los rusos, Sochi era su secreto mejor guardado.
Situada frente al mar Negro, esta ciudad balneario es considerada por los rusos como la “Riviera Rusa”, lo que atrae a una gran cantidad de turistas cada verano. Durante la época soviética, fue el centro de veraneo de los jerarcas del Partido Comunista ruso, entre los que se cuenta Stalin, y uno de los balnearios más elegantes del país, estatus que conserva hasta el día de hoy. La posibilidad de ver el mar fue lo que nos motivó a viajar hasta Sochi. Sin embargo, una vez ahí, descubrimos que esta ciudad no sólo es conocida por sus playas de arenas negras, sino que también lo es por sus aguas termales o “matzesta” (aguas de fuego) muy solicitadas debido a sus propiedades terapéuticas. En las colinas situadas frente al mar hay una gran cantidad de sanatorios y/o centros de salud construidos durante la época soviética, que acogen una gran cantidad de pacientes durante todo el año.
Cuando comenzamos a recorrer el borde costero el día después de haber llegado, había un sol radiante y algunas personas estaban bañándose en el mar. Si bien no me bañé, no pude evitar meter los pies al agua y comprobar que, a pesar de estar en noviembre, era tibia.
El sector de la costanera es uno de los más concurridos por los turistas, pero también por los habitantes de Sochi. Hay una gran cantidad de bares, restaurantes, tiendas, un embarcadero de yates y varios pescadores que pasan horas con sus cañas en el agua. No obstante, lo que más disfruté fue sentarme a escuchar el sonido del mar y observar tranquilamente las puestas de sol.

Para quienes se alojan en los hoteles situados en el borde costero, la vista al mar Negro es privilegiada. Sin embargo, nosotros optamos por arrendar un pequeño departamento que quedaba a pocos metros de la playa. No teníamos vista al mar, pero estaba bien ubicado por su cercanía a mini-supermercados, farmacia y transporte público.

Aún cuando la temporada alta en Sochi es en los meses de julio y agosto (verano en el hemisferio norte), noviembre es un muy buen mes para visitar esta ciudad. Hace menos calor y la cantidad de turistas baja considerablemente. Es un muy buen destino para quienes tengan ganas de descansar y reponer energías antes de enfrentar el invierno ruso.
¡Buen viaje!
[…] que valen la pena: la playa y su costanera, el parque Drendari, las instalaciones […]
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