Nuestro paso por el gran Bazar del Cairo, fue breve, pero intenso. Nuestros amigos nos llevaron después de la puesta de sol para evitar el calor y el gentío que lo visita diariamente.
Apenas bajamos del auto, me di cuenta de que era otro mundo. Mucho ruido, otros olores y mucha gente que caminaba de un lado para otro. Este bazar es realmente un laberinto y hay negocios por todas partes. Si caminan por las calles laterales a la calle principal, podrán encontrar tiendas y rincones en los que hay menos gente. Los dueños de los negocios hablan más idiomas de los que imaginaba y hacen todo lo posible para atraer a los posibles clientes.

Cuando me miraron, comenzaron a hablarme en español, y eso que habíamos decidido no hablar mientras estuviéramos ahí para poder recorrer tranquilos. Tampoco tomé pocas fotos, porque no me gusta que me acosen para comprar.
El sector en el que es posible observar los productos sin tanto acoso, es la calle paralela a la Mezquita de Al Azhar, construida en el siglo X y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En ese lugar hay artesanos que fabrican sus productos a la vista del cliente y por supuesto, los venden. Me pareció el lugar más “real” del Gran Bazar, porque venden productos de uso cotidiano, como son las pipas de agua, las lámparas y los implementos de cocina.
Los productos que vimos en la calle principal del bazar no nos gustaron porque se veían de mala calidad. Lo más probable es que muchos sean “made in China”. Lo único que compramos fueron una polera (camiseta) para mi marido, y un pequeño ojo de Osiris en plata para mí. Ambos productos los encontramos donde Jordi, un vendedor que habla español y que tiene precios fijos, por ende, un poco más caros. Para llegar, es necesario ir con alguien que conozca o pueden preguntar por él. Por lo que he leído, la mayoría de los grupos de turistas españoles son llevados a su negocio.
Para ser sincera, no me gustó mucho el bazar. Me imaginaba un lugar más bonito y con mejores productos. Lo que rescato de nuestra visita, fue la posibilidad que tuvimos de ver otro Cairo, con una pareja de novios y sus damas de compañía caminando por una calle paralela a la mezquita, las tiendas de lencería femenina a vista del público en un país que pide recato en el vestir a las mujeres y los vendedores ambulantes que portaban grandes bandejas de pan en sus cabezas.
Si desean visitarlo, les recomiendo hacerlo después de las 17:00 hrs porque hace menos calor y anda menos gente.
Interesante tu relato. Recuerdo que en Marruecos también con solo mirarte identifican que idioma hablas. Me pasó también como a ti. Hermosa foto de la mezquita.
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Hola! Gracias!
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