Hacia fines de abril de este año, viajé a Lausanne, una de las ciudades más grandes de Suiza. Lo que motivó mi viaje, fue la posibilidad de visitar una pareja de amigos que estaban haciendo una pasantía de un año en dicha ciudad. El viaje en avión desde Moscú a Ginebra dura 3h30 aprox. y el valor de los pasajes es accesible al bolsillo. Definitivamente, no me pude resistir a la posibilidad de verlos después de tanto tiempo.

Para llegar a Lausanne, tomé el tren que sale desde el aeropuerto con dirección Lausanne Gare. Los trenes salen cada 15 minutos y el trayecto hacia Lausanne es de 45 minutos. Después de encontrarme con mi amiga, nos fuimos hasta su casa en metro. Dejé la maleta y decidimos salir con los niños a recorrer un barrio de la ciudad que se llama Château d’Ouchy.
Es un barrio muy bonito porque está frente al lago Léman y se pueden apreciar las montañas. A los niños les gusta mucho este lugar porque hay espacios de juego habilitados para ellos.




Mientras conversábamos sentadas mirando a los niños, podíamos ver las oleadas de personas que salían del metro y que caminaban o corrían hasta el muelle para tomar el ferry que los llevaría hacia alguna de las ciudades francesas de la ribera opuesta del lago Léman, como Evian-les-Bains. Como vivir en Suiza es más caro, muchas personas prefieren vivir en Francia y trabajar en Suiza. En esos momentos pensaba que, con ese entorno maravilloso, no me importaría hacer los ida y vuelta en ferry todos los días.

Al día siguiente, mientras los niños estaban en el colegio, mi amiga me acompañó a visitar el centro de la ciudad. Nuestra primera parada fue la Catedral Notre-Dame de Lausanne. Fundada en 1170, esta catedral de estilo gótico, es la más importante de Suiza[1]. Fue declarada monumento nacional en 1900 y forma parte del patrimonio de la ciudad. Originalmente fue una iglesia católica y durante la Edad Media, estaba incluida en el Camino de Santiago de Compostela. Sin embargo, tras la influencia de la Reforma de la Iglesia en la región y la conversión de sus habitantes al protestantismo, la catedral pasó a ser protestante en 1536.




Seguimos caminando por las Escaliers du Marché (las escaleras del mercado) una calle muy bonita en la que se pueden ver estos edificios antiguos que fueron construidos siguiendo la pendiente.
Las calles del centro son un paseo en sí mismas. ¡Este tipo de construcciones me encanta! En especial, las fachadas, con sus enormes ventanales, persianas de madera y balcones decorados.
Después de recorrer y de hacer compras en el supermercado, fuimos a buscar a los niños al colegio para llevarlos a sus clases de cerámica y karate. Eso me permitió conocer la Lausanne más residencial, descubrir que las cajas de distribución de electricidad están pintadas con diseños simpáticos (se viene un post para mostrar los que encontré) y darme cuenta que la municipalidad ofrece una gran cantidad de actividades para los niños.


Por la noche, fuimos todos juntos a comer a una crepería bretona que se llama “La Chandeleur” y pude disfrutar de las crepes de sarraceno/alforfón que tanto me gustan.

Fue claramente, un día redondo.
[1] http://www.patrimoine.vd.ch/monuments-et-sites/eglises/cathedrale-de-lausanne/le-monument/
Nos presentas unos rincones muy interesantes de esta ciudad. Me han llamado la atención los ventanales de las fachadas así como las contraventanas correspondientes. Un saludo.
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