En noviembre 2013, fui por primera vez a Varsovia, capital de Polonia. Como no hay primera sin segunda, pude ir nuevamente en mayo de este año. Antes de visitar esta ciudad, lo único que «conocía» era una parte de la historia del ghetto que los nazis construyeron durante la ocupación de Polonia. Si bien esa parte de su historia se mantiene en la memoria, su atractivo va más allá del ghetto.
Ambos viajes los hice dentro de Europa en compañías low cost (Lot airlines y Air Baltic) y no tuve ningún problema.
Me gusta Varsovia porque es fácil de recorrer a pie y el transporte público funciona de maravilla. Hay buses, metro y tranvía que conectan los distintos sectores de la ciudad. Personalmente, prefiero el tranvía al metro porque se puede recorrer la ciudad tranquilamente disfrutando del paisaje, en especial cuando los trayectos son largos.
El «casco antiguo» de Varsovia se puede recorrer a pie y es muy bonito. Durante la II Guerra Mundial, Varsovia fue completamente destruida por los bombardeos, es por eso que todos los edificios que se ven hoy en día fueron reconstruidos siguiendo los planos originales.


El jardín Saski, me gustó mucho no sólo por su decoración (fuentes, esculturas y flores), sino también, porque es un verdadero oasis de tranquilidad. Bueno, es verdad que yo fui un día domingo, pero me dio esa sensación de inmediato. Mi estadía en Varsovia coincidió justo con domingo de ramos (una semana antes de la pascua católica) y muchas personas se paseaban con ramos muy decorados como el de la foto.


El lugar más visitado de la ciudad es la plaza del Mercado. Una gran plaza de estilo medieval construida en el siglo XIII. Como fue reconstruida con exactitud, la Unesco lo declaró patrimonio de la humanidad. Es ahí donde se encuentra la escultura de la sirena, símbolo de la ciudad.
Caminar por la ciudad vieja es realmente un agrado. Si bien es muy turística, basta con elegir una calle paralela, para que el número de personas se reduzca. Hay muchos restaurantes, cafés, bares y pequeños negocios que venden wafles, pizzas y helados. Como no puedo comer productos con gluten, nos inclinamos por un restaurant de comida india muy bueno y a precios accesibles (con mi marido fuimos durante nuestro primer viaje y nos gustó tanto, que lo repetimos durante nuestra segunda visita a la ciudad).
Les recomiendo recorrer con calma esta parte de la ciudad porque tiene rincones muy bonitos.
Continuará…
P.D: La mayoría de las fotografías las tomé con mi teléfono, por eso la calidad no es tan buena.